jueves, 28 de junio de 2007

Madrí

Esta si que va a ser mi última entrada antes de aparecer por la capital. Es una letra de Los Deltonos que resume más o menos lo que se me avecina y lo que he dejado atrás (casi, casi, lo sé). Me voy a dormir que mañana toca viajecito. Os deseo una feliz Navidad y un próspero verano nuevo. También pongo el videoclip que sino queda muy triste todo. Como diría un gran sabio:
To cascate it!!!



Ya lo ves, lo he vuelto a hacer
Me he puesto en marcha, he dicho nunca pienso volver
Me despedí con un vistazo más
No añoraré lo que he dejado atrás

Ya desgasté esta ciudad
Mis pies me piden nuevas calles que andar
Este lugar no me hará rey
Mejor me irá en donde valga mi ley
Tendré que moverme más rápido
El horizonte brilla eléctrico
y seguir...
Mi futuro está allí

La humedad y el neon
Transforman viejos fantasmas en sólidos
Mi corazón no aguanta más sietes
Mejor me voy, no sea que empiecen
Historias de incierto final
Antes ya me fui, y no me ha ido mal
Tendré que moverme más rápido
El horizonte brilla eléctrico
Y seguir...
Mi futuro está allí

Escribiré o tal vez no
No sé lo que hay, no sé si es mejor
Asfalto y luz, ruedas y bares
si nada me detiene no esperes que pare
Sube la música más
Oquieres oir las culpas que arrastras
Tendré que moverme más rápido
El horizonte brilla eléctrico
Y seguir...

Mi futuro está allí

Tendré que moverme más rápido
El horizonte brilla eléctrico
Y seguir...
Mi futuro está allí

martes, 26 de junio de 2007

Íntimo y personal

Probablemente ésta sea la última entrada antes de irme a Madrid a currar. Esa maravillosa ciudad donde los taxis son amarillos y negros, esa maravillosa ciudad con grandes vistas al mar, esa maravillosa ciudad sin metro, esa maravillosa ciudad en la que juega Ronaldinho... Aunque igual no lo parezca, no estoy de humor en estos días en los que me han tocado sin mesura los huevos en mi querida universidad. Como se aprecia en la foto todavía no tengo muy claro donde me estoy metiendo. Son unos días raros en mi vida y quiero que pasen lo antes posible. ¿Madrid me espera o yo espero a Madrid? En cualquier caso: ¡¡¡VIVA LOS PISTACHOS!!!



PD: Sólo sé que mi Golf es rojo, como los pistachos.
PD2: tengo piso en Madrid al más puro estilo "Cuéntame". Todo tiene puntillas.

martes, 19 de junio de 2007

1 spot + 1 spot = 2 spots

Ya toca algo de publi. Últimamente estaba siendo contaminado por cosas banales que nada tienen que ver con el maravilloso mundo de la publicidad. El primero es un anuncio de pilas al que le han dado un giro que me gusta, un poco bastante ida de olla. El segundo es más conocido y a algunos ya les sonará, pero creo que es digno de estar en mi blog (todo es digno de estar en mi blog, por desgracia). Os dejo que hoy es un día triste, el Fary ya nunca volverá a tomar limón. He dicho.

Pilas


Axe

La vida es curiosa (PUMPUM) curiosa es mi vida

Hoy tocan un par de cosas curiosas, de esas que te quedas dándoles vueltas en la cabeza durante un rato (no más de diez segundos, que ya es pensar)y luego a otra cosa. Espero que os dejen dormir. Me callo. Escribir cansa.

¿Dónde se ha metido el cuadradito que falta?

Mystery. Who Can Explain? - The best video clips are right here


¿Falta un trozo de tarta o en realidad sólo hay trozo?

Cool Optical Illusion - Missing Piece. - These bloopers are hilarious

sábado, 16 de junio de 2007

¡¡¡CuentOh!!!

Leer es nutritivo para el alma y en los blogs nos estamos malacostumbrando a no hacerlo, así que pongo un cuentecillo de Mario Benedetti para innovar en mi blog. También doy la opción de ver un corto basado en este cuento para aquellos, ¡oh, vagos del mundo! que no les apetezca leer.

Miss Amnesia
(La muerte y otras sorpresas, 1968)

La muchacha abrió los ojos y se sintió apabullada por su propio desconcierto. No recordaba nada. Ni su nombre, ni su edad, ni sus señas. Vio que su falda era marrón y que la blusa era crema. No tenía cartera. Su reloj pulsera marcaba las cuatro y cuarto. Sintió que su lengua estaba pastosa y que las sienes le palpitaban. Miró sus manos y vio que las uñas tenían un esmalte transparente. Estaba sentada en el banco de una plaza con arboles, una plaza que en el centro tenía una fuente vieja, con angelitos, y algo así como tres platos paralelos. Le pareció horrible. Desde su banco veía comercios, grandes letreros. Pudo leer: Nogaró, Cine Club, Porley Muebles, Marcha, Partido Nacional. Junto a su pie izquierdo vio un trozo de espejo, en forma de triángulo. Lo recogió. Fue consciente do una enfermiza curiosidad cuando se enfrentó a aquel rostro que era el suyo. Fue como si lo viera por primera vez. No le trajo ningún recuerdo. Trató de calcular su edad. Tendré dieciséis o diecisiete años, pensó. Curiosamente, recordaba los nombres de las cosas (sabía que esto era un banco, eso una columna, aquello una fuente, aquello otro un letrero), pero no podía situarse a sí misma en un lugar y en un tiempo. Volvió a pensar, esta vez en voz alta: “Sí debo tener dieciséis o diecisiete”, sólo para confirmar que era una frase en español. Se preguntó si además hablaría otro idioma. Nada. No recordaba nada. Sin embargo, experimentaba una sensación de alivio, de serenidad, casi de inocencia. Estaba asombrada, claro, pero el asombre no le producía desagrado. Tenía la confusa impresión de que esto era mejor que cualquier otra cosa, corno si a sus espaldas quedara algo abyecto, algo horrible. Sobre su cabeza el verde de los árboles tenía dos tonos, y el ciclo casi no se veía. Las palomas se acercaron a ella, pero en seguida se retiraron, defraudadas. En realidad, no tenía nada para darles. Un mundo de gente pasaba junto al banco, sin prestarle atención. Sólo algún muchacho la miraba. Ella estaba dispuesta a dialogar, incluso lo deseaba, pero aquellos volubles con templadores siempre terminaban por vencer su vacilación y seguían su camino. Entonces alguien se separó de la corriente. Era un hombre cincuentón, bien vestido, peinado impecablemente, con alfiler de corbata y portafolio negro. Ella intuyó que le iba a hablar. ¿Me habrá reconocido? pensó. Y tuvo miedo de que aquel individuo la introdujera nuevamente en su pasado. Se sentía tan feliz en su confortable olvido. Pero el hombre simplemente vino y preguntó: “¿Le sucede algo, señorita?” Ella lo contempló largamente. La cara del tipo le ínspiró confianza. En realidad, todo le inspiraba confianza. “Hace un rato abrí los ojos en esta plaza y no recuerdo nada, nada de lo de antes.” Tuvo la impresión de que no eran necesarias más palabras. Se dio cuenta de su propia sonrisa cuando vio que el hombre también sonreía. Él le tendió la mano. Dijo: “Mi nombre es Roldán, Félix Roldán”. “Yo no sé mi nombre”, dijo ella, pero estrechó la mano. “No importa. Usted no puede quedarse aquí. Venga conmigo. ¿Quiere?” Claro que quería. Cuando se incorporó, miró hacia las palomas que otra vez la rodeaban, y reflexionó: Qué suerte, soy alta. El hombre llamado Roldán la tomó suavemente del codo, y le propuso un rumbo. “Es cerca”, dijo. ¿Qué sería lo cerca? No importaba. La muchacha se sentía como una turista. Nada le era extraño y sin embargo no podía reconocer ningún detalle. Espontáneamente, enlazó su brazo débil con aquel brazo fuerte. El traje era suave, de una tela peinada, seguramente costosa. Miró hacia arriba (el hombre era alto) y le sonrió. Él también sonrió, aunque esta vez separó un poco los labios. La muchacha alcanzó a ver un diente de oro. No preguntó por el nombre de la ciudad. Fue él quien le instruyó: “Montevideo”. La palabra cayó en un hondo vacío. Nada. Absolutamente nada. Ahora iban por una calle angosta, con baldosas levantadas y obras en construcción. Los autobuses pasaban junto al cordón y a veces provocaban salpicaduras de un agua barrosa. Ella pasó la mano por sus piernas para limpiarse unas gotas oscuras. Entonces vio que no tenía medías. Se acordó de la palabra medias. Miró hacia arriba y encontró unos balcones viejos, con ropa tendida y un hombre en pijama. Decidió que le gustaba la ciudad.

“Aquí estamos”, dijo el hombre llamado Roldán junto a una puerta de doble hoja. Ella pasó primero. En el ascensor, el hombre marcó el piso quinto. No dijo una palabra, pero la miró con ojos inquietos. Ella retribuyó con una mirada rebosante de confianza. Cuando él sacó la llave para abrir la puerta del apartamento, la muchacha vio que en la mano derecha él llevaba una alianza y además otro anillo con una piedra roja. No pudo recordar cómo se llamaban las piedras rojas. En el apartamento no había nadie. Al abrirse la puerta, llegó de adentro una bocanada de olor a encierro, a confinamiento. El hombre llamado Roldán abrió una ventana y la invitó a sentarse en uno de los sillones. Luego trajo copas, hielo, whisky. Ella recordó las palabras hielo y copa. No la palabra whisky. El primer trago de alcohol la bizo toser, pero le cayó bien. La mirada de la muchacha recorrió los muebles, las paredes, los cuadros. Decidió que el conjunto no era armónico, pero estaba en la mejor disposición de ánimo y no se escandalizó. Miró otra vez al hombre y se sintió cómoda, segura. Ojalá nunca recuerde nada hacia atrás, pensó. Entonces el hombre soltó una carcajada que la sobresaltó, “Ahora decime, mosquita muerta. Ahora que estamos solos y tranquilos, eh, vas a decirme quién sos.” Ella volvió a toser y abrió desmesuradamente los ojos. “Ya le dije, no me acuerdo.” Le pareció que el hombre estaba cambiando vertiginosamente, como si cada vez estuviera menos elegante y más ramplón, como si por debajo del alfiler de corbata o del traje de tela peinada, le empezara a brotar una espesa vulgaridad, una inesperada antipatía. “¿Miss Amnesia? ¿Verdad?” Y eso ¿qué significaba? Ella no entendía nada, pero sintió que empezaba a tener miedo, casi tanto miedo de este absurdo presente como del hermético pasado. “Che, miss Am­nesia”, estalló el hombre en otra risotada, “¿sabes que sos bastante original? Te juro que es la primera vez que me pasa algo así. ¿Sos nueva ola o qué?” La mano del hombre llamado Roldán se aproximó. Era la mano del mismo brazo fuerte que ella había tomado espontáneamente allá en la plaza. Pero en rigor era otra mano. Velluda, ansiosa, casi cuadrada. Inmovilizada por el terror, ella advirtió que no podía hacer nada. La mano llegó al escote y trató de introducirse. Pero había cuatro botones que dificultaban la operación. Entonces la mano tiró hacia abajo y saltaron tres de los botones. Uno de ellos rodó largamente hasta que se estrelló contra el zócalo. Mientras duró el ruidito, ambos quedaron inmóviles. La muchacha aprovechó esa breve espera involuntaria para incorporarse de un salto, con el vaso todavía en la mano. El hombre llamado Roldán se le fue encima. Ella sintió que el tipo la empujaba hacia un amplio sofá tapizado de verde. Sólo decía: “Mosquita muerta, mosquita muerta”. Se dio cuenta de que el horrible aliento del tipo se detenía primero en su pescuezo, luego en su oreja, después en sus labios. Advirtió que aquellas manos poderosas, repugnantes, trataban de aflojarle la ropa. Sintió que se asfixiaba, que ya no daba más. Entonces notó que sus dedos apretaban aún el vaso que había tenido whisky. Hizo otro esfuerzo sobrehumano, se incorporó a medias, y pegó con el vaso, sin soltarlo, en el rostro de Roldán. Éste se fue hacia atrás, se balanceó un poco y finalmente resbaló junto al sofá verde. La muchacha asumió íntegramente su pánico. Saltó sobre el cuerpo del hombre, aflojó al fin el vaso (que cayó sobre una alfombrita, sin romperse), co­rrió hacia la puerta, la abrió, salió al pasillo y bajó espantada los cinco pisos. Por la escalera, claro. En la calle pudo acomodarse el escote, gracias al único botón sobreviviente. Empezó a caminar ligero, casi corriendo. Con espanto, con angustia, también con tristeza y siempre pensando: Tengo que olvidarme de esto, tengo que olvidarme de esto. Reconoció la plaza y reconoció el banco en que había estado sentada. Ahora estaba vacío. Así que se sentó. Una de las palomas pareció examinarla, pero ella no estaba en condiciones de hacer ningún gesto. Sólo tenía una idea obsesiva: Tengo que olvidarme, Dios míó haz que me olvide también de esta vergüenza. Echó la cabeza. hacia atrás y tuvo la sensación de que se desmayaba.

Cuando la muchacha abrió los ojos, se sintió apabullada por su desconcierto. No recordaba nada. Ni su nombre, ni su edad, ni sus señas. Vio que su falda era marrón y que su blusa, en cuyo escote faltaban tres botones, era de color crema. No tenía cartera. Su reloj marcaba las siete y veinticinco. Estaba sentada en el banco de una plaza con árboles, una plaza que en el centró tenía una fuente vieja, con angelitos y algo así como tres platos paralelos. Le pareció horrible. Desde el banco veía comercios, grandes le­treros. Pudo leer: Nogaró, Cine Club, Porley Muebles, Marcha, Partido Nacional. Nada. No recordaba nada. Sin embargo, experimentaba una sensación de alivio, de serenidad, casi de inocencia. Tenía la confusa impresión de que esto era mejor que cualquier otra cosa, como si a sus espaldas quedara algo abyecto, algo terrible. La gente pasaba junto al banco. Con niños, con portafolios, con paraguas. Entonces alguien se separó de aquel desfile interminable. Era un hombre cincuentón, bien vestido, peinado impecablemente, con portafolio negro, alfiler de corbata y un parchecito blanco sobre el ojo. ¿Será alguien que me conoce? pensó ella, y tuvo miedo de que aquel individuo la introdujera nuevamente en su pasado. Se sentía tan feliz en su confortable olvido. Pero el hombre se acercó y preguntó simplemente: “¿Le sucede algo, señorita?” Ella ló contempló largamente. La cara del tipo le inspiró confianza. En realidad, todo le inspiraba confianza. Vio que el hombre le tendía la manó y oyó que decía: “Mi nombre es Roldán. Félix Roldán”. Después de todo, el nombre era lo de menos. Así que se incorporó y espontáneamente enlazó su brazo débil con aquel brazo fuerte.

viernes, 15 de junio de 2007

Britain's Got Talent

Hace poquito se ha estrenado en el Reino Unido un programa en el que buscan talentos de todas las edades y disciplinas. El programa se llama Britain's Got Talent. He encontrado estos dos videos que me ponen la piel de punta y los pelos de gallina. Simplemente genial. La niñita es para comérsela y canta la canción mítica de Mago de Oz al nivel de Judy Garland. El Señor, con mayúscula, tiene un chorro de voz que ya quisiera alguno de los concursante de nuestro Factor X. Aquí en España hacemos famosos a gente como la tipa de "Pónte el cinturón" y en otros lugares hacen las cosas como se debe. Envidia sana.

La Niñita Conny


El Señor Paul

jueves, 14 de junio de 2007

Spot Adidas Argentina

No como otros y otras, yo actualizo el blog en época de exámenes. Son los mejores días para actualizar, es la mejor excusa para dejar de lado los exámenes durante unos minutos y compartir con el resto del mundo achatado por los polos nuestras inquietudes y absurdeces que nos escarchan nuestro interior. Hoy subo el nuevo spot de Adidas Argentina. Tiene su gracia. A mí me ha gustado y seguro que a los argentinos que les coge más de cerca también les gustará. Reflexión concluida.

miércoles, 13 de junio de 2007

La TV cuando quieras y lo que tú quieras



Así va a ser la tele del futuro. Nada de tragarse un capítulo de una serie el día y a la hora que te impongan las cadenas, tú vas a ser el encargado de elegir el momento en el que te apetece verlo. Con Youtube más o menos lo estamos haciendo, pero no es lo mismo, aun tiene que evolucionar, es más, enseguida empezaremos a ver videos de Youtube con publicidad. El caso es que os quería enseñar esta web en la que podeis ver películas, series, videoclips... ONLINE. El P2P está acabado o poco le falta, lo nuevo es verlo online sin necesidad de descargarlo. Espero que os guste la web, tiene infinidad de horas de entretenimiento. WEB

sábado, 9 de junio de 2007

Youtubez

Sin comentarios.

Un ejemplo a NO seguir

He visto campañas de publicidad muy buenas, buenas, malas, muy malas e indescriptibles. Esta que os traigo hoy entra en la sección de muy malas. No me sorprende si detrás está Timofónica ¿Pero no son capaces de ver que es una mierda?
El concepto de reinvidica lo simple me gusta, es más, es algo que Telefónica se debería aplicar así misma para que sus clientes que se quieran dar de baja, se puedan dar de baja de la manera más simple posible, o cuando tengas cualquier tipo de problema sean capaces de arreglartelo sin pasarte a mil operadores y ponerte durante más de 10 minutos una musiquilla que te taledre el cerebro (alusión al "campañón" que un Solete ganó) Pongo en el blog uno de los videos de la campaña de mk viral y el resto de videos en su web.



PD: CACA

viernes, 8 de junio de 2007

El Diablo personificado

Hoy tocan videos de cámara oculta. Si pensábais que existía gente cabrona, este elemento supera a todos con creces. Hay una broma que me recuerda al individuo que repartía abrazos por la calle, pero en este caso reparte paraguas con palabrejas obscenas. NO veáis los 4 videos, no os lo recomiendo. Hoy no hay reflexión sobre nada, así que me callo.







lunes, 4 de junio de 2007

Homenaje a mis queridos "Copis"

Ya tocaba. Hoy voy a hacer una mención especial a todos esos seres publicistas que les gusta escribir por motivos desconocidos. ¿Escribir? No, gracias, prefiero leer o dibujar. ¿Qué sería de la publi sin los "copis"? Sigo con la línea de las gráficas para homenajear a estos seres tan entrañables. Todo copy necesita de un arte y no a la inversa. He dicho. Saltádme al cuello por favor.




viernes, 1 de junio de 2007

Hoy gráficas con layout de póster (sólo unos pocos lo entenderán)

Hoy he pasado de youtubeces y he decido subir tres gráficas que me han llamado la atención, cosa cada vez más difícil. La dirección de arte me parece muy buena, con un copy integrado dentro del propio diseño y encajado perfectamente. La idea está usada una infinidad de veces, pero le han sabido dar un giro más y lograr algo más o menos distinto. Que disfruten vuestros ojos.